Podemos definir los micromachismos como una forma sutil de violencia de género.
Suelen pasar inadvertidos, porque los usamos de manera normal, sin querer causar ningún efecto.
Los micromachismos perpetúan y profundizan las desigualdades de género, son como su nombre indica, pequeños gestos o expresiones que pasan inadvertidos pero que ridiculizan a la mujer.
Vivimos el micromachismo en todos lados: en la calle, en el trabajo, en la escuela, con nuestras amistades, y hasta en el propio hogar.
Los micromachismos, al igual que toda forma de violencia de género, no son algo exclusivo de los hombres ni de todos los hombres.
Son actitudes y pensamientos tan naturalizados en la sociedad que a veces surgen, incluso, desde las propias mujeres.
Existen tres tipos de micromachismos:
- Coercitivos: Aquellos en los que el hombre usa la fuerza moral, la psíquica o de la propia personalidad para doblegar a la mujer y quitarle la razón, provocando en ella desconfianza y falta de autoestima.
- Encubiertos: Son los más efectivos, porque pasan muy desapercibidos. No se perciben el momento pero se notan sus efectos. Al entenderlos y descubrirlos, provocan cambios de carácter, frialdad...
- De crisis: Se usan en momentos de desequilibrio de una relación. En ellos podemos hablar de aumento del poder personal de la mujer por cambios en su vida, o pérdida del poder del hombre por razones físicas o laborales
No hay comentarios:
Publicar un comentario